Latinobarómetro: ¿Recesión democrática en América Latina?
Latinobarómetro ha publicado su informe 2023 con una inquietante tesis. No obstante que América Latina vive un proceso en el que nunca como ahora ha tenido tantas democracias instaladas, la democracia en la región ha ingresado en la última década a un proceso de deterioro continuo y sistemático. Al 2023 sólo el 48% por ciento de la población respalda la democracia en la región
América Latina asiste- señala el informe- a una recesión democrática, caracterizada por “el bajo apoyo que tiene la democracia, el aumento de la indiferencia al tipo de régimen, la preferencia y actitudes a favor del autoritarismo, el desplome del desempeño de los gobiernos y de la imagen de los partidos políticos. La democracia en varios países se encuentra en estado crítico, mientras otros ya no tienen democracia”.
Como una expresión de este proceso en los liderazgos políticos y gubernamentales en crisis, recuerda que en América Latina, en los últimos años 21 presidentes han sido condenados por corrupción, 20 presidentes no han terminado su mandato, otros han roto las reglas institucionales para permanecer en el poder a través de la reelección. Y un tercio de los presidentes electos han adoptado decisiones transgresoras de las reglas del juego democráticas.
El informe contiene un análisis detallado, con indicadores cuantitativos, sobre el ejercicio de las presidencias en la región, las actitudes y valores de la población respecto al apoyo a la democracia, los indicadores de satisfacción con los regímenes democráticos y las actitudes no democráticas, la evolución del golpe de estado y los partidos políticos. Los análisis se sustentan en un trabajo de campo que ha incluido alrededor 20,000 entrevistas en 18 países.
Latinobarómetro ensaya una inquietante interpretación de las causas de esta recesión democrática. Considera que bajo una aparente polarización ideológica – que ha generado crisis políticas internas y externas – el factor decisivo estaría en la primacía de los “personalismos” y los intereses individuales, para detentar y ejercer el poder. En muchos casos con vínculos o como expresión de la corrupción. Esta evolución política y societal habría acabado con la polis y el demos. Conceptos claves de la vida democrática, en la medida una sociedad democrática supone un agregado social con lazos de identidad, valores e intereses comunes; y una forma de gobierno que asegure la libertad para que todos participen en las decisiones que les afectan.
El informe acota que en la política latinoamericana actual se presentan falsas dicotomías, como si hubiese una lucha ideológica entre la derecha que defendería una libertad sin impedimento, y la izquierda que defendería una libertad sin dominación. Pero se trata solo de una supuesta oposición, una realidad sólo aparente: “¿Se polariza la región entre dos libertades, la libertad sin impedimentos y la libertad sin dominación? ¿O el problema real es que la polarización es solo una excusa para luchar por el poder sin que sea tan evidente? ¿Es decir, valen más los personalismos que la ideología? Lo segundo sería lo prevaleciente.
La verdadera motivación de la lucha política en la región, independientemente de la ideología y la dicotomía derecha-izquierda, estaría motivada, así, por “una nueva fuente de dominación de poder, el acaparamiento del poder, entre otras cosas con la corrupción. Esta introdujo una nueva distorsión del poder en las transiciones al impedir una mayor dispersión del poder, lo que generó el desencanto con la política. La historia de los presidentes corruptos es una evidencia de esa distorsión de la dominación de las libertades. Las nuevas democracias teñidas con el brazo de la corrupción del poder a nivel presidencial, en los últimos años sentenciaron la idea de transversalidad, soberanía e igualdad ante la ley. “
En la política interna latinoamericana se habría establecido una dinámica personalista y de reducidos grupos en torno a los liderazgos presidenciales de lucha por el poder, para apropiarse de éste y usufructuar en términos políticas, económicos y sociales de una vinculación sistemática con la corrupción.
El informe concluye preguntándose: ¿Quién manda en las democracias latinoamericanas?
La respuesta es desalentadora:
“Mandan el dinero, los personalismos y el poder político. Quien menos manda es el pueblo, que debería ser el soberano. Se ha diluido la polis y no hay demos, en sociedades que han sido incapaces de producir confianzas como sustitutos de esas pérdidas. En eso consiste la recesión democrática”
Consultar el informe de Latinobarómetro: